En una de las capacitaciones que impartí a líderes de alto desempeño hace dos años, uno de los directores le agradeció a uno de los gerentes de la organización, el compromiso que
mostraba al trabajo porque cada vez que nos llamaba en horas de la madrugada, citó las 2:30 AM, él le contestaba de manera inmediata.
El gerente sonrió y bajó la cabeza.
Yo le observé en ese momento todo su lenguaje corporal, era una persona con gran sobrepeso, la mirada baja y una sonrisa vaga. Su cuerpo proyectaba lo que pasa cuando una persona no pone límites o le cuesta poner límites en el ámbito laboral, porque eso que su director le reconocía, sin duda alguna le estaba pasando facturas en su vida personal.
En tiempos de alto desempleo e indicadores socioeconómicos desfavorables, se trabaja
muchas veces con miedo, en las aguas movedizas de la competitividad donde las responsabilidades son altas y se difumina entre las líneas tan finas que existen entre el mundo personal y el mundo profesional.
Porque, cuando hablo de límites no estoy hablando de simplemente decir ”no” o decir ‘sí”, sino de proteger nuestro tiempo y nuestra energía y nuestra salud física y mental, este ejemplo de muchos otros que les comparto, me llevan a afirmar que muchas veces no distinguimos estas líneas y nos volvemos contra nosotros mismos y contra la misma eficacia que nos exige el mundo laboral, porque no es igual el rendimiento de una persona que está en equilibrio a otra que está en desbalance.
Los limites en el trabajo ¿Qué son realmente?
Son son esas fronteras que establecemos para definir aquello que es aceptable y aquello que no es aceptable en nuestro entorno laboral y me permito señalar cuánto fronteras
fundamentales para ser personas saludables física y mentalmente:
1. Tiempo: es importante definir cuándo estamos dispuestos para trabajar y cuándo no.
Asimismo cuántas horas. El criterio debe tener proporcionalidad y racionalidad con
los objetivos del trabajo y los de la vida personal y familiar. Que las excepciones sean
excepciones y no norma.
2. Responsabilidades: tener claridad sobre cuáles son las tareas y funciones así como
el alcance de las mismas es fundamental para que haya un equilibrio entre eficacia y
eficiencia
3. Comunicación: defina con claridad cómo quiere ser contactado y con qué frecuencia
cuando usted está fuera de la oficina. Cuando usted expresa su límites está hablando
de sus prioridades el descanso, su familia son parte de estas prioridades.
¿Por qué en los límites son tan importantes en el ámbito laboral?
Porque son garantes de la salud física y la salud mental.
Una organización cuyo personal es estable y mantiene una sana conexión consigo mismos con sus familias y su trabajo es una organización fuerte que está manifestando de manera congruente que el personal humano es el recurso número uno de toda organización.
Podemos verlo de manera opuesta también y es necesario que lo hagamos para adquirir una mayor conciencia: ¿qué pasa cuando una persona en el trabajo no establece límites?
Me permito señalar sólo algunas de las consecuencias:
1. Estrés crónico que puede llevar incluso al burnout
La sobrecarga de trabajo, la incapacidad de poder desconectar y establecer prioridades Llevan hoy a las personas al agotamiento físico y emocional.
Una persona con estrés crónico y burnout se expone a enfermedades cardiovasculares, pérdida de memoria a temprana edad, Trastornos mentalespoco espacio para el placer, Alteraciones en el sueño y la alimentación, estado de ánimo variables entre la irritabilidad y la euforia, cefalea y problemas digestivos, despersonalización, falta de motivación y disminución del rendimiento laboral.
Los límites vienen a garantizar que una persona cuide su salud física y mental para mantenerse en equilibrio y en bienestar, es un principio básico del autocuidado el equilibrio entre el tiempo trabajo, el descanso, así como la gestión del tiempo.
2. Deterioro de las relaciones personales
Contigo mismo, con tu familia, con los compañeros del trabajo y los proveedores de la organización.
Un director/a o gerentes, pueden parecer muy eficientes y no necesariamente ser personas en equilibrio.
En nuestra sociedad tenemos muchas personas deprimidas, ansiosas, sin embargo funcionales, asisten a todas las reuniones toman decisiones sus roles son de liderazgo alcanzan métricas, gestionan a otras personas en sus equipos e incluso sonríen, pero su salud mental está altamente comprometida.
Porque, nuestro cerebro y nuestro organismo pueden llevar cargas alta de estrés, épocas en que el trabajo es más demandante, pero el ser humano no es una máquina, sin equilibrio no funcionamos y aunque muchas personas parezcan funcionales, el tiempo de funcionalidad se les va a agotar y aparecerán entonces lo que subyace en el inconsciente y quizás ya será tarde para muchos de ellos, porque cuando una persona solo está al cuidado de las necesidades de otros, deja de lado las propias.
AGENDAR UNA CITA
Te invito a recorrer y experimentar tu camino de transformación personalizado desde un enfoque holístico donde reconocemos que la persona es unidad de emoción, cuerpo, espíritu, mente, por tanto, un ser evolutivo, cambiante que para obtener salud integral necesita la visión completa de su ser.
Si quieres que te acompañe, agenda una cita conmigo.
Te invito a hacer un alto, permítete una introspección, permítete detenerte un momento y
revisar tu propio equilibrio, quiero hacerte estas sugerencias para establecer límites
saludables:
1. Identifica tus necesidades: preguntate ¿cómo puedo cuidar de mí? Toma lápiz y hoja: Escribe tus necesidades físicas, mentales, espirituales y emocionales. Analiza si esas necesidades, en la forma que manejas tu límite hoy, están o no en equilibrio.
2. Identifica tus prioridades: elige cuáles son y enumera las en el orden de importancia que tienen en tu vida. Analiza si la forma en que trabajas y el cómo manejas tus límites laborales, generan una postura de congruencia y respeto a Lo que defines como tus prioridades.
3. Aprende a decir no, aprende a decir sí y queda sin culpa: Sólo es posible si tienes Claro tus necesidades y tus prioridades. Desde niños fuimos enseñados a ser complacientes, le tememos al rechazo, a la censura o la crítica, pero la complacencia eso puesta al bienestar físico y mental.
4. Establece horarios: tan clara debe ser la hora de inicio en un trabajo como la hora de cierre. Elige hábitos saludables: los expedientes del trabajo, las tareas inconclusas no deben irse con nosotros a la casa, porque en casa hay personas que nos esperan y nos necesitan también. Fortalecer los afectos familiares sostiene el tanque emocional, la motivación y el enfoque al tope en una persona.
5. Haz pausas conscientes: admiro mucho a una persona que en su teléfono yo cada hora suena una campanilla, un cuenco tibetano que le permite hacer una pausa consciente, es un recordatorio de saber estar presente en el momento presente.
6. Desconecta: eligiendo actividades que te gusten y te nutran, desactiva todas las notificaciones laborales, Evita llevar el trabajo como tema permanente de conversación en casa o con los amigos. Ten contacto con la naturaleza al menos 1 hora a la semana, hidratate, limita tu tiempo en redes sociales. Tanta conexión genera desconexión.
7. Sé consistente: en mantener los límites en no ceder a la presión, Porque eres más importante que cualquier trabajo en el mundo.
8. Cuídate: para que en la edad que te encuentras seas una persona sana, vigorosa, lúcida, garantizando que cuando llegue tu vejez o cuando te acojas a una jubilación, tu vida siga teniendo sentido, porque no es el trabajo el que te determina, no es tu cargo el que define quién eres, quién quiere ser, o cómo disfrutar la vida.
9. Llega a tiempo a la cita: la vida llena de calidad, de sorpresas, de memorias y tiempos que se atesoran con los seres amados, te están esperando.
10. Confía en el proceso: llevas muchos años creyendo que la forma desmedida del trabajo, es la mejor forma. Pero si adquieres conciencia a través de este artículo, de lo delicada que es la salud mental y la salud física sabrás que tu necesidades, tus prioridades y circunstancias cambian, que el miedo era tu cárcel y tu fantasía porque no podemos trabajar con miedo, lo que sí da verdadero miedo es haberse uno perdido la vida. El estado consciente te va a llevar siempre a defender tu derecho a un equilibrio saludable entre el trabajo la vida personal y la vida familiar